domingo, 29 de noviembre de 2009

Pie Varo


El pie equinovaro, pie equino varo , talipes equinovarus (TEV) o pie zambo, vulgarmente conocido como pie retorcido... es un defecto de nacimiento, en el que el pie se encuentra torcido o invertido y hacia abajo. Sin tratamiento, las personas afectadas frecuentemente aparentan caminar apoyados en sus tobillos. Es un defecto común de nacimiento, y ocurre en aproximadamente 1 de cada 1000 nacimientos. Aproximadamente el 50% de los casos de pie equinovaro son bilaterales (o sea, sucede en ambos pies). En muchos casos hay una incidencia de dismelia aislada. La incidencia en varones es más alta que en las mujeres.

Etimología
El término talipes proviene del latín talus: ‘tobillo’, y pes: ‘pie’.
Equino (equus), por su parecido al pie de un caballo.
Varus: ‘girado hacia dentro’.

Causas
Hay diversas causas para el pie equinovaro:
Síndrome de Edward, un defecto genético con tres copias del cromosoma 18
Causas genéticas con una tasa de incidencia alta cuando diversos miembros de la familia poseen la condición.
Influencias externas tales como compresión intrauterina por oligohidroamnios (falta de líquido amniótico) o por síndrome de banda amniótica.
Puede estar asociado con otros defectos de nacimiento tales como espina bífida quística.
Esta malformación congénita está relacionada con el uso de MDMA («éxtasis») durante el embarazo.

Tratamiento
El pie equinovaro es tratado con manipulación de un cirujano ortopedista, pediatra o fisioterapeuta. Seguido a la manipulación se fija. El «método francés de fisioterapia» usa la fijación para mantener la postura correcta. Las manipulaciones del pie comienzan en una o dos semanas posteriores al nacimiento.
Incluso con un tratamiento exitoso, el pie afectado (o ambos) puede ser más pequeño que el otro, y ese detalle puede ser evidente en comparación a una talla normal. Al aplicar la terapia el fisioterapeuta puede estirar múltiples veces el pie y fijarlo con una férula o enyesarlo a medida que el tratamiento prosigue el médico puede cambiar la medida del enyesado o la férula a fin de lograr un estiramiento paulatino de los tendones. Para evitar una recidiva puede recurrirse al uso de los métodos anteriores hasta la edad de 4 años usando un fijador durante la noche.

El método Ponseti
Otro método de corrección es conocido como el método Ponseti. Aunque el método fue descrito por el doctor Ignacio Ponseti en los años cincuenta, no logró una amplia audiencia hasta que fue popularizado por el doctor John Herzenberg en el año 2000. Si bien el método fue muy discutido, frente a la tradicional cirugía invasiva, lentamente —gracias a su economía y su sencillez— se está poniendo a la cabeza de los mejores tratamientos para esta enfermedad, tanto en países más ricos como en países en via de desarrollo. Si bien el tratamiento de los niños con esta dolencia exige un pleno conocimiento y experiencia de los técnicos que lo aplican para obtener su plena eficacia, lo cual demuestra la lectura de Actas de los Técnicos que comienzan con su aplicación, animados por la experiencia de doctores como el propio Ponseti o la doctora Ana Ey, entre otros. Las manipulaciones del pie difieren sutilmente de las tradicionales que han prevalecido durante el siglo XX. El mantenimiento de la corrección puede requerirse por tiempo completo (23 o 24 horas al día) usando un entablillado o enyesado muy ligero, que debe renovarse regularmente; para continuar al finalizar el tratamiento con yesos; con unas férulas de refuerzo que al final se utilizarán únicamente durante la noche, hasta los 4 a 7 años de edad, para evitar recidivas (siendo los tiempos muy elásticos y dependiendo en todo caso de la evaluación del paciente y del criterio del médico especialista).
Aproximadamente un 80% de los infantes requieren la aplicación de una tendoctomía, también llamada tenotomía, que es una incisión microscópica en el tendón de Aquiles, que sólo requiere anestesia local (sin uso de grapas), que se practica a las 6 o 9 semanas de nacimiento y no suele dejar ni una mínima señal en la piel del bebé.
Aproximadamente el 20% de los infantes tratados con éste método requieren una intervención quirúrgica de tendón después de los 2 años de edad. Mientras que ello requiere el uso de anestesia general, es relativamente una cirugía menor que corrige el desbalance muscular persistente evitando alterar las uniones del pie.
El método Ponseti es exitoso en la corrección del pie equinovaro —sin recurrir a la cirugía correctiva en un 95% hasta 99% de los casos, o al menos usándola mínimamente— cuando es practicado por un médico experimentado en el método en el transcurso de 12 semanas, aunque puede extenderse un poco más o menos, según criterio del medico especialista tras evaluar al niño. A largo plazo, el aspecto físico de un niño que ha sido sometido a este tratamiento es comparable al de uno que no ha sido afectado por este padecimiento. Los niños caminan y hacen deporte como otros de la misma edad.

Pie Cavo



Un pie cavo es una condición en la que el pie tiene un arco muy alto. Cuando uno se pone de pie, debido a este arco alto, se deposita una excesiva cantidad de peso en la parte delantera de la planta del pie y en el talón. El pie cavo puede conducir a una diversidad de signos y síntomas, tales como dolor e inestabilidad. Éste puede desarrollarse a cualquier edad y puede ocurrir en uno o ambos pies.

Signos y Síntomas

Aún cuando se está de pie, el arco de un pie cavo aparece alto. Además, puedenestar presentes uno o más de los siguientes signos o síntomas:
Algunas personas con pie cavo pueden experimentar también una caída del pie, una debilidad de los músculos en el pie y tobillo que da como resultado que se arrastre el pie cuando se da un paso. La caída del pie es usualmente un signo de una condición neurológica subyacente.

¿Qué causa el pie cavo?

A menudo un desorden neurológico u otra condición médica neurológica causa un pie cavo—por ejemplo, parálisis cerebral, enfermedad de Charcot-Marie-Tooth, espina bífida, polio, distrofia muscular o apoplejía. En otros casos de pie cavo, un arco alto puede representar una anormalidad estructural hereditaria. Es importante un diagnóstico exacto porque la causa subyacente del pie cavo determina en gran medida su tratamiento futuro. Si el arco alto se debe a un desorden neurológico u otra condición médica, éste probablemente empeorará. Por otro lado, los casos de pie cavo que no resultan de desórdenes neurológicos usualmente no cambian de apariencia.

Diagnóstico

El diagnóstico del pie cavo incluye una revisión de la historia familiar del paciente. El cirujano de pie y tobillo examina el pie buscando un arco alto y posibles callosidades, dedos en martillo y dedos en garra. Se evalúa la resistencia muscular del pie, y se observan el patrón al caminar y la coordinación del paciente. Si parece estar presente una condición neurológica, puede examinarse el miembro completo. El cirujano puede también estudiar el patrón de desgaste en los zapatos del paciente. A veces se ordena tomar placas de rayos-X para una evaluación complementaria de la condición. Además, el cirujano puede derivar al paciente a un neurólogo para una completa evaluación neurológica

El tratamiento no quirúrgico del pie cavo puede incluir una o más de las siguientes opciones:
Cuidado de las callosidades. El cirujano a menudo corta las callosidades y recomienda utilizar pequeñas almohadillas alrededor de ellas para reducir la presión y el dolor. Los pacientes nunca deberán intentar cortar las callosidades por si mismos, ya que esto podría causar más daño que bien, y posiblemente daría como resultado una infección.
Dispositivos ortotésicos. Los dispositivos ortotésicos hechos a medida, que se acomodan en el zapato, pueden ser beneficiosos debido a que ellos proporcionan estabilidad y protegen el pie.
Modificaciones del zapato. Los zapatos con capellada alta dan soporte al tobillo , y los zapatos con tacones un poco más anchos en la parte posterior añaden estabilidad.
Aparato ortopédico. El cirujano puede recomendar un aparato ortopédico para ayudar a mantener estables el pie y el tobillo. Los aparatos ortopédicos también son útiles para tratar la caída del pie

Si un tratamiento no quirúrgico para aliviar el dolor y mejorar la estabilidad falla, puede ser necesaria una cirugía para disminuir el dolor, aumentar la estabilidad y compensar la debilidad en el pie. La cirugía también se considera para los casos que tienen probabilidad de empeorar—aún si no existe en ese momento dolor o inestabilidad. En estas circunstancias, la meta de la cirugía es ayudar a reducir la gravedad de problemas futuros.El cirujano escogerá el mejor procedimiento o combinación de procedimientos basado en el caso particular de cada paciente. En algunos casos, cuando exista un problema neurológico subyacente, es posible que se necesite una nueva cirugía en el futuro debido al progreso del trastorno.

Pies secos

Con los cuidados necesarios, hazlos lucir divinos en tus sandalias, presúmelos y a ese hombre que tanto te fascina tenlo "a tus pies"

Cuidados máximos

Con sólo estas sencillas atenciones, lucirás unos pies bellos y con aspecto saludable:

• Refréscalos: Tus pies necesitan aire, libéralos de la opresión de los zapatos andando descalza en casa, sobre la alfombra, madera, hierba o arena del mar.

• Usa sandalias: Permiten que tus pies estén frescos y que estires los dedos. Sin embargo por ser zapatos sin mucho apoyo, no debes abusar de ellas.

• Evita los hongos: Ten siempre una higiene esmerada con tus pies y nunca andes descalza en lugares públicos o húmedos como albercas, regaderas o saunas.

• Cuídalos todo el año: El hecho de que estén cubiertos en temporadas frías no significa que debas olvidar exfoliarlos e hidratarlos, porque esto hace que se resequen y les aparezcan grietas y asperezas.

Baños de pies
Siente tus pies descansados y lúcelos impecables con estos remedios naturales:


• Deshínchalos: Tus pies se van hinchando durante el día hasta tener un 15% más de volumen por la noche, por lo tanto cuando te compres zapatos hazlo lo más tarde posible. Al llegar a casa, bájales la hinchazón sumergiéndolos en agua caliente con un puñito de sal.

• Descánsalos: Alivia el cansancio acumulado durante el día y el recalentamiento de tus pies metiéndolos por cinco minutos en agua fría y alterna con agua caliente.

• Acaba con el sudor: Si transpiran mucho, remójalos en una infusión de lavanda y salvia por diez minutos diarios. Todos los días durante del baño lávalos con jabón y esponja, enjuágalos y sécalos perfectamente y rocíalos con un desodorante de pies.

Protege y cuida tus pies con productos probados por podólogos en pies frágiles y sensibles. Busca una fórmula de acción rápida que penetre sin dejar efecto graso en la superficie, disminuya las zonas endurecidas, regule la producción de humedad y elimine malos olores.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Consejos de cómo hacer un pedicure en casa

El mejor accesorio para tus sandalias favoritas son unos pies bien cuidados y unas uñas pulidas y perfectas. Sea que no te alcanza el tiempo para una pedicura profesional, o simplemente quieres obtenerla a un costo más bajo, deja que te conduzca a través de los pasos más importantes que te dejarán con los pies suaves y hermosos.

•Lo primero que debes hacer es cortarte las uñas en forma recta, sin curva. Usa una lima para suavizar los extremos, prestando especial atención a los costados. La mejor forma: cuadrada con bordes redondeados.


•Remoja tus pies durante cinco minutos en un recipiente (o en la bañera) con agua caliente. Añade una taza de sal Epsom (un desinfectante natural) o tu aceite o espuma favorita para el baño. También puedes remojarte los pies en leche tibia y añadir unas gotas de tu perfume preferido.

•Usa una piedra pómez para suavizar tus talones, todos los lugares donde se apoya el pie y la parte exterior de tus dedos meñiques.

•Usa la punta de una lima para empujar suavemente las cutículas hacia atrás, y luego, con un pequeño cepillo mojado con un producto para exfoliar repasa el área donde tu uña se encuentra con la piel.


•Enjuaga y seca tus pies, y aplícate una cantidad generosa de tu humectante para los pies. Déjalo unos cinco minutos, vuelve a enjuagarte y seca tus pies con una toalla.


•Aplica una capa de esmalte de base, dos capas de esmalte de color y finalmente una capa de esmalte para terminar: tus uñas lucirán brillantes y pulidas.


Consejo: Aplica a tus uñas una capa de esmalte para terminar tres días después de tu pedicura, y luego cada tres días para evitar que el esmalte se descascare. Siempre presta especial atención al reborde de la uña, que tiene mayor tendencia a descascararse.

EL CUIDADO DE LOS PIES EN LA TERCERA EDAD

Aprender de EL CUIDADO DE LOS PIES EN LA TERCERA EDAD para personas mayores

La estructura de los pies es tan fuerte que podemos pasarnos muchos años abusando de ellos, antes de sentir alguna molestia. Por ello ha existido, más antes que ahora, cierta tendencia a descuidarlos. Son muchas las personas que llegan a la tercera edad con los pies extremadamente resecos, con durezas e incluso deformados por el calzado inadecuado.He aquí algunos consejos para el cuidado de nuestros pies:
Cuando llegues a casa descálzate y camina apoyando de forma ostentosa todo el pie sobre el piso, exagerando el movimiento y tratando de movilizar todos los huesos. Esto activará la circulación y aliviará la tensión. Luego en la ducha, aprovecha para pasar una piedra pómez en las durezas.
Una vez que salgas de la ducha, seca bien tus pies, pasando la toalla entre los dedos. Si no seca bien las regiones interdigitales, puede ser origen de un proceso micótico (hongos).
Cuando tus pies estén muy cansados y doloridos, ponlos en remojo durante unos minutos en agua tibia con una cucharadita de sal y otra de bicarbonato.
Siéntese en algún lugar cómodo y en crema los pies. Si la crema está formulada para los pies, es mucho más refrescante, suavizando y mejorando el aspecto de los pies.
Aprovecha para darte un auto-masaje, concentrándote en las zonas de más presión: el talón y la línea donde comienzan los dedos. Presiona con tu mano en forma de puño, haciendo fuerza durante 2 o 3 segundos, repitiendo aproximadamente diez veces. Los masajes con aceites esenciales también suavizan la piel endurecida.
Acostarse, en lo posible con un almohadón debajo de los pies, para levantar la zona y hacer que la circulación alivie las tensiones.
En cuanto a las uñas, córtalas rectas para evitar que al crecer se formen uñeros. Usa limas de cartón para los contornos y pulidores para alisar la superficie.
Los pies, que durante todo el día aguantan el peso del cuerpo y nos mantienen estables, deberían ser objeto de nuestra atención y más especialmente en la tercera edad, dedicándoles un ratito, al menos una vez a la semana. ¡Se lo merecen!Consulta periódicamente a un médico y podólogo, en especial si presentas algún tipo de enfermedad metabólica como la diabetes o problemas ortopédicos.Y no olvidar que la elección de un buen calzado, cómodo y de materiales blandos, es de vital importància para cuidar nuestros pies.

Dedo en Martillo


¿Qué es el dedo en martillo?

El dedo en martillo es una contractura o flexión de una de las articulaciones del segundo, tercer, cuarto o quinto (pequeño) dedo. Esta flexión anormal puede presionar sobre el dedo durante el uso del calzado, causando el desarrollo de algunos problemas. Los síntomas más comunes del dedo en martillo son:
Dolor o irritación de los dedos afectados con el uso de calzados
Callos (acumulación de piel) sobre, a los lados o en la punta del dedo, o entre dos dedos. Los callos se crean por la constante fricción contra el zapato. Pueden ser duros o blandos, dependiendo de su ubicación.
Verrugas plantares (otro tipo de acumulación de piel) debajo de los dedos o en la base de los mismos.
Los callos y las verrugas pueden ser dolorosos, de modo que puede ser difícil encontrar un calzado confortable. Pero incluso sin callos y verrugas, los dedos en martillo pueden causar dolor ya que la articulación misma se encuentra dislocada.
Los dedos en martillo generalmente se inician como deformaciones leves y empeoran progresivamente con el tiempo. En etapas tempranas, los dedos en martillos son flexibles y los síntomas generalmente pueden ser tratados con medidas no-invasivas. Pero si no se tratan, los dedos en martillo pueden volverse más rígidos y responderán solamente a tratamientos quirúrgicos. Con el tiempo se desarrollarán callos, los cuales nunca se curarán completamente, ni siquiera luego de ser extirpados. En los casos más severos de dedo en martillo se pueden formar úlceras abiertas.
Como la naturaleza del dedo en martillo es progresiva, es necesario recibir atención temprana. El dedo en martillo nunca mejorará sin algún tipo de intervención.

¿Qué causa el dedo en martillo?
La causa más común del dedo en martillo es un desbalance del músculo/tendón. Este desbalance, que lleva a la flexión del dedo, es el resultado de cambios mecánicos (estructurales) en el pie que aparecen en algunas personas a través del tiempo.
El dedo en martillo muchas veces empeora por el uso de calzados que no calzan apropiadamente; por ejemplo, zapatos que aprieten los dedos. De hecho, en algunos casos, el zapato que calza inapropiadamente puede causar la contractura que lleva al dedo en martillo. Por ejemplo, se puede desarrollar un dedo en martillo cuando un dedo demasiado largo es forzado a adoptar una posición constreñida debido al uso de un zapato apretado.
A veces, el dedo en martillo es causado por algún tipo de trauma; por ejemplo, un dedo fracturado previamente. En algunas personas el dedo en martillo es hereditario.

Tratamiento: Métodos sin cirugía Existe una variedad de tratamientos para el dedo en martillo. El tratamiento que usted y el cirujano podiátrico especializado en pies y tobillo elijan dependerá de la gravedad del dedo en martillo y de otros factores.
Es posible tomar distintas medidas no-quirúrgicas.
Extirpar los callos y las verrugas. Esto debe ser realizado por un profesional de la salud. Nunca lo haga usted mismo, pues corre el riesgo de cortarse e infectarse. El cirujano podiátrico sabe cómo extirpar los callos para brindarle a usted los mejores beneficios.
Proteger los callos y verrugas con almohadillas. El cirujano podiátrico puede proveer y recetar almohadillas diseñadas para proteger los callos de irritaciones. Si prefiere comprar las almohadillas comunes que se venden en cualquier farmacia, evite aquellas medicadas. Generalmente no se recomiendan las almohadillas medicadas porque pueden contener pequeñas cantidades de ácido, las cuales pueden ser dañinas. Consulte esta opción con el cirujano podiátrico.
Cambios de calzado. Evite el calzado de puntas angostas, corto o de tacos altos; todos estos tipos de calzado pueden forzar sus dedos contra el frente del calzado. En cambio, elija calzado confortable con puntas anchas y profundas, y tacos de no más de dos pulgadas.
Artículos ortopédicos. La colocación de un soporte ortopédico común en su calzado puede ayudar a controlar el desbalance del músculo/tendón.

Terapia de inyecciones.
A veces se inyectan pequeñas cantidades de corticoesteroides para reducir la inflamación causada por el dedo en martillo.
Medicación. Para reducir el dolor y la inflamación es posible que le prescriban medicamentos anti-inflamatorios no-esteroides (NSAID, por sus siglas en inglés) como el ibuprofeno.
Entablillado/vendajes. El cirujano podiátrico puede entablillar o utilizar vendajes para volver a aliñar el dedo flexionado.

¿Cuándo es necesaria la cirugía?
En algunos casos, cuando el dedo en martillo se ha vuelto más rígido, es necesaria la cirugía para aliviar el dolor e incomodidad causados por esta deformidad. El cirujano podiátrico discutirá las opciones con usted y seleccionará un plan ajustado a sus necesidades. Entre otros factores, él o ella tomará en cuenta el tipo de calzado que desea usar, el número de dedos involucrados, su nivel de actividad, edad y la gravedad del dedo en martillo.
El procedimiento quirúrgico utilizado más comúnmente para el dedo en martillo es llamado artroplastia. Durante este procedimiento, el cirujano remueve una pequeña sección del hueso de la articulación afectada.

Otra opción quirúrgica es la artrodesis, la cual generalmente se reserva para los casos más graves o de dedos más rígidos, como por ejemplo cuando hay varias articulaciones o dedos involucrados. La artrodesis es un procedimiento que involucra la fusión de una pequeña articulación en el dedo para enderezarlo. Generalmente se usa una aguja o un pequeño dispositivo de fijación para mantener el dedo en la posición correcta mientras se curan los huesos.
También es posible que el paciente necesite otros procedimientos, especialmente si el trastorno del dedo en martillo es severo. Algunos de estos procedimientos son: la remoción de piel, el alargamiento o balanceo del tendón/músculo, pequeñas transferencias de tendón o la reubicación de las articulaciones que lo rodean.
Muchas veces los pacientes con dedo en martillo tienen buniones (juanetes) u otras deformidades que se corrigen al mismo tiempo. La duración del período de recuperación variará de acuerdo al procedimiento o los procedimientos realizados.

Síndrome del túnel tarsiano


Definición
Se conoce como túnel del tarso al sitio localizado en la parte interna del tobillo, posterior e inferior al maléolo medial, por donde pasa el nervio tibial posterior, la arteria y la vena y los tendones flexores. El síndrome del túnel tarsiano se refiere a la compresión del nervio en el interior de este canal, pero el término se ha aplicado de manera poco estricta a la neuralgia del nervio tibial posterior de diferentes causas.

Anatomía
En el tobillo el nervio tibial posterior pasa a través de un canal osteofibroso bajo el retináculo flexor (ligamento lacinado). Este techo fibroso no distensible se extiende desde el maléolo interno, en los sentidos posterior e inferior, hasta el lado interno de la tuberosidad del calcáneo y mide entre 2,5 y 3 cm de ancho, con bordes indefinidos. Su borde proximal continúa con la fascia profunda que cubre la pantorrilla; en el plano distal, su borde anterior continúa con la fascia profunda de la mitad interna de la planta. Desde este techo fibroso se proyectan tabiques hasta el calcáneo, que separan los tendones del tibial posterior, el flexor largo de los dedos del pie y el flexor largo del dedo gordo. Entre estos últimos dos tendones, el nervio tibial, la arteria tibial posterior y las venas satélite atraviesan el "túnel tarsiano".
A nivel del túnel, el nervio tibial posterior y se divide en los nervios plantares interno y externo, y además del nervio alberga a la arteria y vena tibiales posteriores y a los tendones flexores plantares del pie (flexor largo de los dedos, tibial posterior y flexor largo del primer dedo).

Causas
El nervio tibial puede ser comprimido por presión fuera o dentro de este túnel.
Comprensión desde fuera del túnel:
fragmentos óseos secundarios a fracturas desplazadas del extremo distal de la tibia, el astrágalo o el calcáneo,
tenosinovitis o gangliones de una vaina tendinosa adyacente,
invasión de hueso y partes blandas en caso de artritis reumatoidea o espondilitis anquilosante
alteraciones anatómicas, como el valgo del retropié (la tensión del nervio aumenta con la dorsiflexión y eversión del pie)
Compresión del nervio tibial desde dentro del túnel:
varicosidades,
tumor nervioso (neurilemoma)
fibrosis perineural
lipoma
exostosis

Manifestaciones clínicas y diagnóstico
El síndrome del canal del tarso o tarsiano se caracteriza por:
Dolor y parestesias en la cara plantar del pie e irradiado hacia los dedos o hacia la parte distal de la cara interna de la pantorrilla, entumecimiento, pinchazos o sensación de quemazón de intensidad variable, que dificultan la marcha y que típicamente empeoran en la noche o cuando el talón se coloca en extremos de dorsiflexión
Disminución del control de la flexión plantar y dorsal de los dedos, con la consiguiente dificultad de separación de los mismos, consecuencia, por lo general, de la compresión del nervio tibial posterior o de alguna de sus ramas terminales (nervio plantar interno, nervio plantar externo y nervio calcáneo interno).
Atrofia de los músculos intrínsecos del pie que puede originar un aumento del puente plantar (pie cavo). Podría provocar dedos en garra en forma secundaria.
Maniobra de Tinel positiva.
La compresión manual durante 30 segundos puede reproducir los síntomas.
Es recomendable realizar también el test de discriminación de dos puntos en los lados mediales y laterales de ambos pies. Si la discriminación de dos puntos se encuentra aumentada en uno de los lados del pie, esto indicaría que rama del nervio plantar se encuentra comprimida.
Electromiograma y velocidad de conducción nerviosa. Aparecen alteraciones en el 80% de los casos. De todas formas hace falta un explorador experimentado. la clínica es lo que manda a la hora de tomar una decisión.
Resonancia Magnética. Útil para identificar gangliones o masas intrínsecas en el sitio específico de la compresión

Tratamiento

Conservador: El tratamiento conservador puede consistir en antiinflamatorios o en la elevación temporal del tacón del calzado o en infiltraciones locales o en varios de ellos combinados, según la causa desencadenante.

Quirúrgico: La descompresión está indicada para aquellos casos confirmados. El nervio tibial y sus ramas deben ser expuestas con meticulosidad y desalojadas. Hay que recordar que el retináculo flexor es un engrosamiento fibroso de la fascia profunda de recubrimiento proximal de la pantorrilla. La liberación debe incluir la incisión de 1 a 2 cm de la fascia profunda por arriba del borde proximal del retináculo flexor, además de seguir los nervios plantares interno y externo, por debajo del abductor del dedo gordo, dado que una o ambas de estas ramas pueden atravesar los cabestrillos fasciales cuando ingresan en la superficie plantar del pie. Si hay un pie plano asociado se debe seguir el nervio plantar interno por debajo del nivel de la tuberosidad escafoidea, para verificar que esta rama no esté comprimida por el ligamento calcaneoescafoideo o los tendones del flexor largo del dedo gordo y el flexor largo de los dedos del pie, cuando cruzan. Esto significa que se debe liberar parte del origen de abductor del dedo gordo y retraer este músculo en sentido plantar. Los resultados no son tan satisfactorios como en otros síndromes compresivos.